miércoles, 4 de noviembre de 2015

Un día de visita al Zócalo en 1 de Noviembre 2015

Definitivamente los mexicanos disfrutan las fiestas.
La parte más peculiar es la de aguantar y soportar multitudes, calles congestionadas (5 de mayo dedicada al peatón se vuelve muy difícil muy muy difícil de caminar).
El ruido.
Aunque en realidad parece que la mayoría de la gente busca ese ambiente.

¿Las ofrendas? Sinceramente, muy malas.
Algo tan significativo para las generaciones maduras como el temblor de 1985, pudo ser un altar emotivo e ilustrador para nuevas generaciones.
Pero el diseño fue simple, lúgubre en lugar de festivo y sin un nexo con los muertos de aquel día.
No era necesario que fuera monumental. Hasta hubiera agradecido fotos de las personas, de los eventos. Eso hubiera transmitido más la memoria viva (porque muchos testigos seguimos vivos) a las generaciones que no imaginan en muchos casos las dimensiones de lo que sucedió.

Y la confusión reina el lugar.
La gente piensa que la tradición es prehispánica y no reconoce los elementos mestizos en la celebración. De hecho, la Catrina, creada en los talleres de José Guadalupe Posada y bautizada por Siqueiros, y símbolo fundamental de la fiesta, andará rondando los cien años de edad.

Y la confusión por seguir la tradición con disfraces de brujas, demonios, zombies y más creaciones extranjeras. La amalgama termina llena de colorido pero ya sin mucho sentido.










Lo que entendí que se trataba de la Orquesta Sinfónica de la Ciudad de México, ofreció un concierto de una variedad musical entre lo regional y sacro. Los integrantes del coro, sí, estaban maquillados.












 Se colocaron unas vallas de protección que evitaban ciertamente el amontonamiento de las personas, pero hubieran sido terribles en caso de una emergencia. Surgió que las colocaron porque algunas estructuras habían caído por el fuerte viento dos días antes.
 Y no faltó quien quiso ofrecer información religiosa sobre lo malo que es llevar a cabo estas tradiciones... la información quizá no sea mala, pero el modo de gritarla, no es la manera de llegar a la gente.

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