Por él, aprendí a amar la cultura, la cultura pop y esa clase de cultura que se considera muy sobria. Él amaba la historia. Aunque a veces, en aras de sus pasiones, prefería interpretarla que comprenderla.
Muchas veces, su visión de la vida, verdaderamente correspondía a su propia, exclusiva y subjetiva versión.
Los demás, no estábamos a su alcance de la comprensión de su espacio, tiempo y visión. Se paraba, caminaba y hacía gestos de desaprobación y desesperación.
Siempre trataba de enseñar queriendo cambiar la mente de los demás. Y quien comprendía sus ideas, de todos modos se quedaba debajo de él.
Sé que siempre le gustaba enseñar y compartir.
Y efectivamente, hacía planes para nadie… sólo para él.
Pero sí tenía un punto de vista de las cosas… aunque a veces difería de sus acciones.
Pudo ser un ciego que no se daba cuenta de lo que se perdía.
Pero intuía perfectamente lo que estaba a su alrededor, pero la humildad era un costal que le pesaba mucho.
El mundo estaba a sus pies, por eso nunca quiso recibir ayuda de nadie.
Estaba tan ciego como podía… pero… ¿no me hubieras podido ver un poco?